miércoles, 12 de septiembre de 2007

Recuerdos....

Mi recuerto más remoto, es la primera vez que intente caminar. Nadie me cree, a pesar de que puedo describir el lugar con mucha exactitud y dejé de vivir allí hace mucho tiempo. Yo era un bebé pelona, rubia. Yo estaba con una camisa blanca y un pañal. Era un apartamento alfombrado. Yo gatié desde el pasillo hasta la puerta del balcón. Me apoyé del riel de la puerta corrediza y me paré, me solté y perdí el balance y me caí. Me acuerdo como si yo misma me hubiese visto. El segundo recuerdo que tengo es de mí sentada en el piso de la cocina mientras mi mamá hablaba por teléfono con una de mis tias y le describia lo que yo estaba haciendo (lo crean o no me acuerdo de hasta lo que decía mi mamá). Yo estaba haciendo un concierto con las ollas de la cocina. Si, se que es algo típico de un bebé jugar con las ollas, pero yo me acuerdo. Aprendía a hablar a los 9 meses, irónico para una persona que no le gusta hablar. Aunque eso es relativo, hay personas con las que no me puedo callar la boca. El tercer recuerdo que tengo es de mí en el mismo apartamento con alrededor de 2 años de edad. Mi papá viajaba mucho por su trabajo. El estaba de viaje. Tocaron el timbre y mi mamá me dijo que abriera yo la puerta, era la primera vez que yo la abría. Para mi sorpresa, me encontré con mi papá parado en la puerta con un perrito de peluche, el cual todavía tengo. Yo quería un perro pero no sé porque no me lo compraban así que jugaba con el perro de la vecina que se llamaba Fifí. Cuando recibí aquel perro de peluche, obviamente le puse de nombre Fifí y cualquiera diría que era un perro real. Años más tarde, mi perro real, Madame Cachel de Culeo (Sí, se llamaba así y le deciamos Cachel) le arranco la naríz y hasta el sol de hoy Fifí tiene un agujero donde iba su nariz con la tela del borde dura por tanta pega que le puse tratando de ponerle de vuelta su nariz. Mi hijo, duerme ahora con él. Mi cuarto recuerdo, casualmente es de cuando yo cumplí 4 años. Cuando llegué a mi casa, ya vivíamos en una casa, había una gran caja en la marquesina. Yo estaba medio triste porque para mi cumpleaños solamente había recibido una Cabbage Patch, pero no el perro que yo quería. Cuando abrí la caja, ahí estaba Cachel. Una mota mínima de color negro que movía el tuquito de la cola sin parar. Tenia una de sus patitas 2huellas rosadas y una blanca. Era una Cocker Spaniel, un día bastante tiempo después alguien entró a mi patio y se la robó. Cada vez que veo un cocker spaniel negro hembra, le tengo que revisar las patas. Esos son los recuerdos más remotos que tengo...

No hay comentarios.: